El autor del libro es Tom Bethell, nació y creció en Inglaterra. En 1962, tras graduarse en Filosofía, Fisiología y Psicología en la Universidad de Oxford, viajó a Estados Unidos donde ha desarrollado su carrera como periodista.
Actualmente, Bethel es redactor jefe del American Spectator, es columnista de numerosas publicaciones y uno de los más brillantes ensayistas.
En este libro nos quiere poner en guardia sobre la utilización de la ciencia con fines políticos. Según él, durante mucho tiempo la ciencia estaba considerada como un estudio que se encontraba por encima de la política, pero actualmente ha empezado a politizarse fácilmente; por ello, Bethel, nos invita a una mirada crítica también sobre la ciencia para no sustituir, en muchas ocasiones, los hechos por preferencias.
Veamos algún fragmento de este libro.
"En 1953 se informó ampliamente de que los científicos Stanley Miller y Harold Urey habían logrado crear "los bloques fundacionales de la vida" en un frasco. Imitando lo que se creía que habían sido las condiciones naturales de la atmósfera primaria de la tierra, y añadiendo una chispa eléctrica a la mezcla, Miller y Urey habían formado aminoácidos simples. Como éstos eran los"bloques fundacionales" de las proteínas, y las proteínas eran los "bloques fundacionales" de la vida, se creyó que los científicos podían haber creado organismos vivos.
Parecía una dramática confirmación de la evolución. Después de todo, la vida no era un "milagro".
..Había un problema, sin embargo. Los científicos, en su experimento, nunca fueron capaces de crear más allá de sencillisimos aminoácidos, y la creación de proteínas empezó a verse no como un pequeño paso, o unos pocos pasos más, sino como un gran paso, tal vez inabordable...
Durante los años sesenta, los científicos empezaron a creer que la atmósfera primordial de la tierra no tenía nada que ver con la mezcla de gases de Miller y Urey....... En lugar de un medio ambiente rico en hidrógeno, probablemente consistiera en gases emitidos por los volcanes. Se pusieron esos gases en el aparato ideado por Miller y Urey, pero el experimento no funcionó en absoluto.
A pesar de ello, los libros de textos continúan utilizando el experimento de Miller y Urey para argumentar que los científicos han demostrado un primer paso en el descubrimiento del origen de la vida