Este libro de un filósofo francés nos enseña a entender el toreo en toda su grandeza. Veamos un fragmento:
- "Así, pues, la explicación sacrificial no es falsa, pero sólo puede ser parcial. Pasa por alto deliberadamente un aspecto esencial del acto taurino: el de que se trate precisamente de ... tauromaquia. Así, pues, al contrario que la interpretación «sacrificialista», hay que responder a la pregunta: «¿Por qué matar los toros?», planteando la tesis de que el toro de lidia no es -sólo- un animal sacrificado, sino que es también -y ante todo- un animal en lucha.
- Veamos una explicación de la muerte del toro que se basa precisamente en la corrida-combate: llamémosla la interpretación «agonística». El matador no es un sacrificador, es un gladiador. No mata encarnando los valores sagrados del sacerdote, sino los valores profanos del héroe. El toro no es el animal que se inmola, sino el antagonista absoluto con el cual se mide su adversario. ¿Por qué matado? No porque encarne ese poder casi inviolable del que el hombre en general se apropia por la muerte, sino porque es el adversario casi invencible que un hombre singular logra vencer hasta la muerte. El matador no glorifica el animal al matarlo, se glorifica a sí mismo. Ha vencido su poder, el poder, algo así como un poder absoluto. Entonces, ¿qué es la corrida de muerte? No una misa, sino el campo cerrado de los desafios y las hazañas ... lejanamente heredada de los torneos de la caballería, emparentada por alianza con las cacerías de montería. ¿Qué es la estocada? No un acto ritual, sino la demostración aristocrática de una superioridad guerrera contra un animal salvaje. Es la «proeza» suprema, en el sentido que ese término tenía en la ética caballeresca: aquella por la que se afirma el poder soberano de un hombre y el triunfo del valiente solitario.
- También a ese respecto, incluso quien se negara a aceptar esa interpretación en toda su radicalidad debería conceder que muchos elementos de la corrida de toros abogan a su favor. Tenemos, al menos, tres indicios de ellos.
- La corrida de toros es (¿acaso debemos repetirlo?) el combate regulado entre un hombre y un animal o, dicho de otro modo, la representación de la lucha entre dos formas de vida: el poder sereno de la inteligencia-la astucia- contra el poder de la fuerza bruta, el instinto ciego. Así, pues, es en primer lugar algo así como una exhibición clamorosa de omnipotencia delante del mundo. Un hombre -un héroe, algo así como un semidiós- se proclama capaz de un gesto heróico para granjearse la admiración de todos y alcanzar la gloria: poner su vida en juego frente a una fiera y lograr acabar con ella. En relación con el público, la corrida es una hazaña: «¡Admirad mi victoria! ¡Mirad mi triunfo!» Pero, en relación con el animal, es un desafio: Tú que eres tan fuerte, ¡mátame, si puedes! ... Y, puesto que no puedes soy yo quien te mata.» Ése es el sentido profundo de la muerte del toro y es inseparable de toda la lidia que la precede, pues, frente a la interpretación sacrificialista, podemos sostener que no es la muerte del animal lo que qcuenta, en la «hora de la verdad», no es lo que inspira silencio y respeto y respeto, sino el acto último -y extremo- del hombre combatiente.La suerte de matar es simplemente el último gesto del último acto del drama."