Este libro fue escrito por Luis Sánchez Agesta catedrático de Derecho Civil. Veamos un fragmento del mismo:
LOS PRINCIPIOS QUE COMPRENDEN UN CUADRO DE PROBLEMAS
Adviértase en la ligera reseña que hemos realizado de diversas concepciones, que esta variedad de enfoques no implica contradicción, aunque sí revele inseguridad, que corresponde a una situación aún problemática de esta investigación.Entendemos que ese estudio de los principios no puede ser ni tan sintético qu.e distancie los principios de sus concretas aplicaciones prácticas, ni tan analítico que se resienta su evidencia y su universalidad. Debemos limitarnos a analizar aquellos principios que dan sentido coherente a un cuadro de problemas. Y por las razones que expondremos en páginas sucesivas, no cabe reducir a un solo principio la estructura del orden, sino a una variedad de principios coordinados entre sí. Desde este punto de vista, en la presente obra vamos a tener en cuenta los siguientes principios:
l." La aptitud del hombre para discernir lo que es justo como definición de un orden adecuado a la naturaleza humana.
2." El principio de subsidiaridad como regla de las relaciones del poder político del Estado con las expresiones de la vida individual y social.
3.° El principio de la naturalidad del poder, o de su origen divino por creación de la naturaleza humana, como impulso de unidad de coordinación de las acciones de los hombres en el ámbito de la convivencia política.
4.° La vinculación al bien común de la acción del Estado y del orden que rige la conducta de los particulares, principio al que está subordinado el principio de justicia social.
5.° El principio de perfección de la persona humana, como origen y fin esencial de la vida social, al que a su vez está subordinada la definición de la libertad.
6.º La distinción y entrelazamiento de un orden natural y sobrenatural del hombre, que funda la distinción entre el poder político y el poder religioso y regula las relaciones entre la Iglesia y el Estado.
7.° La igualdad en Cristo de todos los hombres, con independencia de sus diferencias naturales y sociales, y la unidad de la especie humana, sin diferencias de razas ni estirpes, como obra de la actividad creadora de la Trinidad (hagamos "hombre", dice el texto bíblico), que funda el deber de solidaridad universal de todos los hombres.