jueves, 15 de marzo de 2012

Libro del mes (marzo 2012): La ciudad de Dios.

La ciudad de Dios (cuyo título latino original es De civitate Dei, es una obra en 22 libros de Asan Agustín de Hipona que fue escrita durante su vejez y a lo largo de quince años. Es una apología del cristianismo, en la que se confronta la Ciudad Celestial a la Ciudad Pagana.
El libro se estructura a partir de la contraposición entre la Ciudad de Dios (que representa el Cristianismo, y por tanto la verdad espiritual) y la ciudad pagana (que representa la decadencia y el pecado). En el prólogo mismo se expone esta dicotomía:

“La gloriosísima ciudad de Dios, que en el presente correr de los tiempos se encuentra peregrina entre los impíos viviendo de la fe, y espera ya ahora con paciencia la patria definitiva y eterna hasta que haya un juicio con auténtica justicia, conseguirá entonces con creces la victoria final y una paz completa. Pues bien, mi querido hijo Marcelino, en la presente obra, emprendida a instancias tuyas, y que te debo por promesa personal mía, me he propuesto defender esta ciudad en contra de aquellos que anteponen los propios dioses a su fundador”

Veamos algún fragmento:

CAPÍTULO IV
SEMEJANZA ENTRE LAS BANDAS DE LADRONES Y LOS REINOS INJUSTOS

“Si de los gobiernos quitamos la justicia, ¿en qué se convierten sino en bandas de ladrones a gran escala? Y estas bandas, ¿qué son sino reinos en pequeño? Son un grupo de hombres, se rigen por un jefe, se comprometen en pacto mutuo, reparten el botín según la ley por ellos aceptada. Supongamos que a esta cuadrilla se la van sumando nuevos grupos de bandidos y llega a crecer hasta ocupar posiciones, establecer cuarteles, tomar ciudades y someter pueblos: abiertamente se autodenomina reino, título que a todas luces le confiere no la ambición depuesta, sino la impunidad lograda.
Con toda finura y profundidad le respondió al célebre Alejandro Magno un pirata caído prisionero. El rey en persona le preguntó: “¿Qué te parece tener el mar sometido al pillaje?” “Lo mismo que a ti respondió— el tener el mundo entero. Sólo que a mí, como trabajo con una ruin galera, me llaman bandido, y a ti, por hacerlo con toda una flota, te llaman emperador”.

sábado, 3 de marzo de 2012

Libro del mes (Febrero 2012): El libro negro de la izquierda española

La mejor introducción al libro,escrito por una serie de colaboradores, es trasladar el prólogo del mismo, de su autor José Javier Esparza.

"En la opinión pública española circula un mito que podríamos enunciar así: la izquierda encarna la generosidad, el sentido de la justicia, el amor a la cultura, la fe en el ser humano y su libertad; la derecha, por el contrario, encarna el egoísmo, la avaricia, el despotismo, el «oscurantismo », las cadenas que oprimen al individuo. Este mito es producto de un proceso muy concreto: la larga hegemonía de la izquierda española en el terreno cultural, una hegemonía que comenzó todavía en vida del general Franco y que durante los cuarenta años siguientes ha venido modelando la mente de muchos españoles, y en particular la de los menos informados. De hecho, por eso hay tanta gente dispuesta a proclamarse de izquierdas, y tan poca dispuesta a confesarse de derecha.

Pero los mitos no son más que eso: mitos. Son construcciones ideales de tipo narrativo que construyen un relato, una historia, y nos sirven para explicar una circunstancia. Los mitos suelen ser hermosos y atractivos por definición, pero se des­hacen cuando entran en contacto con una realidad más tozuda: la de los hechos.

A partir de ese fatídico contacto, el mito se disuelve y lo que aparece en su lugar es realidad pura y desnuda. La realidad es, con frecuencia, más áspera y desagradable que el mito, a veces es incluso sórdida, pero, a cambio, cuenta en su haber con una fuerza in vencible: es verdad. Ante esa verdad, hay gente que prefiere ignorar los hechos y seguir aferrada al mito. Allá cada cual con sus delirios, pero es una posición poco racional. Por el contrario, lo natural en el ser humano, ser racional, es aceptar hechos y revisar los mitos. Aunque se trate de mitos tan arraigados como el de la bondad universal de la izquierda. Lo que este libro pretende no es más que eso: deshacer un mito para que, disueltos sus vapores, se vea la realidad. Porque pocos mitos hay tan falaces. como ese de la izquierda española.

Veamos algún capítulo del libro:


"El panorama político se centraba en las elecciones que se celebrarían a principios de 1936. Para asegurarse la victoria en la reunión de la ejecutiva del PSOE celebrada el 14 de noviembre, Azaña propuso la creación de una coalición de izquierdas, que evidentemente giraría alrededor del partido, que de esta manera se aseguraba la victoria electoral, y lo más importante, el control de todos los organismos del Estado. «El Frente Popular tendría paralelos en la doctrina de la Komitern sobre tema y, por ejemplo, en Francia, había incluido, entre otros pasos, el solicitar la colaboración del Gran Oriente francés. En el caso español, resulta indiscutible que la masonería como tal estaba dispuesta a apoyar al frente Popular.»

La masonería insritucional apoyaba al Frente Popular, pero esto no quiere de­cir que todos los masones lo hicieran ya que un grupo relativamente numerosos, integrado por personas que no anteponían la Orden a todo lo demás, empezaron a distanciarse de la corriente dominante porque intuían que si el Frente Popular se hacía con el poder, el plan previsro era abocar a España al caos para así justificar la revolución bolchevique, y en este sentido desde finalesde 1935 se empezaron a organizar milicias siguiendo la línea iniciada con la revolución de 1934. Esta estrategia de la izquierda masónica era clara y contundente, tal y como reconocía el
propio Largo Caballero en enero de 1936: «Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la guerra civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos.» La estrategia pasaba por la desligitimación de la derecha, algo en lo que la izquierda masónica ha perseverado a lo largo de la Historia y, sobre todo, encaminar todo hacia el control absoluto de las instituciones, decida lo que decida el pueblo, y sean cuales sean los medios que se emplean para ello.
Las elecciones se celebraron el 16 de febrero de 1936, y en contra de lo dicho y repetido por la propaganda, los resultados en absoluto supusieron un triunfo absoluto de la izquierda sino que los resultados fueron prácticamente de igualdad de las fuerzas:
El Frente Popular obtuvo 4.430.322 sufragios, las derechas unos pocos más: 4.511.031 y los partidos de centro 682.825 votos. El reparto de los votos en circunscripciones, con una atroz campaña de la izquierda para anular votos de la derecha así como las concurrencia de numerosas irregularidades, acabaron propiciando un parlamento en el que los diputados de izquierda eran mayoría, lo que en absoluto reflejaba la voluntad del pueblo expresada en las urnas.
Todas estas irregularidades fueron denunciadas nada menos que por Niceto Alcalá Zamora en declaraciones efectuadas al Journal de Geneve un año después de las elecciones, cuando ya había visto las consecuencias y España estaba inmersa en la Guerra Civil; eso sí, lo interesante habría sido que Niceto lo hubiese denunciado e impedido cuando era presidente de la República, no con arrepentimiento a toro pasado".