domingo, 20 de octubre de 2013

18º Comentarios de Filosofía: "La ideología de género".





  • La izquierda, desde el término de la Segunda Guerra Mundial, ha sufrido una profunda evolución ideológica y estratégica con el tránsito de diversas etapas y tácticas.
  • Intelectuales izquierdistas, como Jean Paul Sartre y Simon­e de Beauvoir, se incorporaron al entorno comunista moti­vados, fundamentalmente, por su odio a la Iglesia Católica e impulsados por su voluntad de eliminación de toda forma de superstición religiosa. Inspirándose en un supuesto «Marx humanista­» de sus Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, trataron de elaborar una nueva interpretación de base marxista combativa­ de toda forma de «alienación», incluidas las de naturaleza familiar y sexual que encubrirían la capitalista. 
  • En el itinerario de esta evolución, seguiremos como hilo conductor  el magnífico trabajo elaborado por el abogado José  Sáiz Calabria titulado «Una aproximación a la mentalidad dominante. La izquierda como nuevo moralismo». 
  • Así, el «neomarxismo» de los años 60 del siglo XX invertiría los­ esquemas ortodoxos marxistas, al poner el acento en la superestructura (pensamiento, valores, religión, estética) por encima  de las condiciones materiales y de producción; sirviéndose para ello no poco de la reelaboración marxista de Antonio Gramsci. Para este autor italiano de los anteriore año30 el cambio de mentalidad, liderado por los que denomina "intelectuales  orgánicos», debía preceder al cambio social revolucionario; enfrentándose así con un todavía opositor «sentido­ común» fruto de la tradición católica.
  • Otra vía de renovación del marxismo procede de la Escuela de Frankfurt (Horkheimer, Adorno, Marcuse, Fromm, Benjamin). Desde diversas perspectivas, pretendían extender la crítica ­de la alienación a todas las formas de institución social. Para ello investigarán especialmente las raíces familiares y cualquier otra forma de autoridad prefiguradoras de todo pensamiento y estructura represora y, por definición, calificada como "fascista" . En este neomarxismo, Herbert Marcuse elabora una síntesis de Marx y Freud, quien propone que la verdadera­ liberación de toda alienación pasa necesariamente por la liberación sexual, transformando el cuerpo humano en un instrumento  de placer y no de explotación. Erich Fromm, por su parte denunciará toda forma de autoridad: la familia, la religión, el patriarcado, el machismo..  Caído el Muro de Berlín, descompuesta la Unión Soviética, desbaratado el modelo chino, con una socialdemocracia en convergencia con los dictados de las oligarquías económicas del mundialismo y diezmada por los nuevos partidos antisistema (Frente Nacional francés, Partido Liberal austríaco, Partidos del Progreso danés y noruego, UKIP británico ... ), estos intelectuales proporcionarán los instrumentos ­interpretativos y de acción de la izquierda postmarxista de los años 80 y siguientes. 
  • Sáiz Calabria caracteriza esta perspectiva, magistralmente, en el siguiente párrafo: «Esta "nueva" izquierda se modula en una lucha constante contra el "fascismo" y en la promoción per­manente de la agitación cultural desde las grandes plataformas mediáticas y culturales de lo políticamente correcto, en las que se elaboran las agendas culturales y se ensalzan o se proscriben los libros, los autores y los temas de interés, y que finalmente van introduciéndose, en un proceso incontenible y devastador, en los grandes medios y en las expresiones de la cultura popular, la televisión, la música, la literatura o el cine». 
  • La última mutación de esta evolución la constituiría la deno­minada «ideología de género». Ya Simonne de Beauvoir enun­ció en 1949 su conocido aforismo: «No naces mujer, te hacen mujer». Sigamos con Sáiz Calabria: «La ideología de género es un feminismo radical surgido hacia fines de los 60, que rompe con el anterior movimiento feminista de paridad (que creía en la igualdad legal y moral de los sexos), para exigir el derecho a determinar la propia identidad sexual, y así llegar a una socie­dad sin clases de sexo. Tuvo una fuerte presencia en la polémica Cumbre de Pekín, la IV Conferencia Mundial de la ONU sobre la Mujer, realizada en septiembre de 1995» y en la que se propon­drían, entre otras tácticas y estrategias, el tan extendido, como apenas cuestionado concepto «violencia de género». 
  • Se trata, en suma, de una nueva utopía, de un proyecto hu­mano sustentado en contravalores que «Mantiene un vínculo con las utopías liberadoras de antaño y adquiere las formas de una nueva religión política, sin coerción física ni liderazgos he­roicos, pero que va decantándose en un totalitarismo blando aunque, por ello mismo, extraordinariamente eficaz por cuanto oculta los verdaderos mecanismos de su asimilación»; asevera Sáiz. Debemos precisarle, no obstante, que ya en el poder- es el caso de España- esta ideología no vacilará en servirse de los medios «represores» clásicos: desde los recursos policiales a la exclusión de los disidentes. 
  • Tales propuestas revolucionarias constituyen el núcleo de la llamada «perspectiva de género», cuyo origen lo encontra­mos en el marxismo, según hemos visto, si bien con la aparente contradicción que presenta su dialéctica interna. No en vano, el marxismo se pretende «científico» y esta perspectiva neomar­xista/feminista violenta la naturaleza misma, objeto del estudio de la ciencia; por lo que deviene en una ideología profundamen­te irracional, tanto o más que las otras modalidades marxistas. Su pretensión de reelaborar la historia, metodología y objetivos, la caracterizan, además, como una ideología totalitaria que se servirá, si es preciso, de los instrumentos de esta índole propios de un Estado de control hegemónico. 
  • La ideología de género reinterpreta, desde tales premisas, la naturaleza, el individuo, la historia, la economía ... Con su pre­tensión de liberar al hombre del hecho objetivo, «dado» por la naturaleza, de su propio cuerpo, promueve inevitablemente la revolución de un nuevo hombre, una nueva cultura y, en con­secuencia, una nueva sociedad. El término «género» deviene, en esta cosmovisión, en concepto clave y revolucionario de su correspondiente neolenguaje, otra característica de los totalita­rismos; cuestión que merece un estudio particular dada su ex­trema incidencia en el cambio social. 


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